2.2.08


El Hay en Cartagena ha crecido hasta desbordar algunas de las salas donde se programaron actividades; fue necesario, por ello, colocar pantallas en el exterior. El equipo, bajo la batuta de Cristina Fuentes La Roche, junto a Izara y Tania. En la foto no se ven todos, solo algunos de los que hacen que un festival de literatura se parezca a una fiesta, un pueblito de Gales al caribe. Un libro, un texto, excusa de la felicidad al lado del mar.

Y al final, lecturas, premios y tamboras. Una vez finalizada la mesa sobre los libros recomendados, Joaquín Sabina recibió el premio del Hay Festival, un Dickens primera edición. Fue elegido por la mayoría de los participantes, en la que tuvieron chances Jon Lee Anderson, Homero Aridjis, Kiran Desai y hasta Daniel Mordzinski. Gracias a la campaña de Joao Pablo Cuenca en la noche del sábado, Julio Villanueva Chang también recibió votos. Sabina subió al escenario, dijo que los escritores habían elegido a un no escritor para no pelearse entre ellos y en esas, Martín Kohan, que estaba en el escenario (había recomendado a Saer), le dijo a la locutora que se lo veía medio solo a Sabina... que hicieran subir a Serrat, y así pidió Clara Ospina, la conductora. 2pájaros y un libro. Y el Hay que se acaba, con Totó la Momposina y sus tambores, haciendo bailar las tribunas y hasta en el vestíbulo. Y las calles de Cartagena de Indias…





Roberto Fontanarrosa volvió al Hay. Quién dijo que se fue del barrio, si siempre está llegando, como en el tango. Otra vez el Teatro Heredia atiborrado, ahora para homenajear al rosarino más querido. Daniel Samper Pizano y Darío Jaramillo empezaron la velada bajo la mirada emocionada de Gaby Mahy, la compañera del Negro. Serrat no viene, dijeron y la gente empezó a inquietarse en sus butacas. Apareció el catalán al rato y pidió disculpas: las bromas de Samper!, dijo. Uno a uno iban conmemorando anécdotas, imágenes, textos. Los aforismos de Ernesto Esteban Echenique, Boogie, los cuentos… no eran pocos los que lloraban, lloraban de risa, lo extrañaban. Nunca se va. Mordzinski le preguntó a Gaby en qué pensaba; "en volar, en el mar", le respondió.